Nacen pesadas
tus manos blancas,
mis mil palabras
Se esconden tus ojos,
en espiral de sol
Y me pinto en lo imposible
de tu espalda
Me contagio de tu tacto
con manos torpes y bastas
Y estas ahí, prístina
Y estas ahí, lejana
Yacen pesados
los sueños muertos,
espejos rotos
Se abre tu boca
y un segundo es pleno
al correr por tus minutos,
e inquietos los labios ya sangran
Exalto el silencio en palabras e imágenes
revoluciono en alaridos de admiración
Y estas ahí, frágil
Y estas ahí, eterna
Y así aquí
me derramo en verborreas sin sentido
Y así aquí
me agoto en lo perpetuo del suspiro
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