Se siente temprano.
Los relojes derriten,
el desayuno a los brazos del nido.
Cualquier ruido es escusa, para la vuelta.
Y así agrio vestir, lleva consigo la tormenta
la cual de las sobras muy lento se alimenta.
Y los pantalones rotos comienzan a adormecerse.
Cálidas, las amenazas, las violaciones
y dulce la arbitrariedad.
Silente aquel extraño juega con su voluntad
y la del resto, esperando poder caminar.
domingo, 25 de marzo de 2012
Review
Nacen pesadas
tus manos blancas,
mis mil palabras
Se esconden tus ojos,
en espiral de sol
Y me pinto en lo imposible
de tu espalda
Me contagio de tu tacto
con manos torpes y bastas
Y estas ahí, prístina
Y estas ahí, lejana
Yacen pesados
los sueños muertos,
espejos rotos
Se abre tu boca
y un segundo es pleno
al correr por tus minutos,
e inquietos los labios ya sangran
Exalto el silencio en palabras e imágenes
revoluciono en alaridos de admiración
Y estas ahí, frágil
Y estas ahí, eterna
Y así aquí
me derramo en verborreas sin sentido
Y así aquí
me agoto en lo perpetuo del suspiro
tus manos blancas,
mis mil palabras
Se esconden tus ojos,
en espiral de sol
Y me pinto en lo imposible
de tu espalda
Me contagio de tu tacto
con manos torpes y bastas
Y estas ahí, prístina
Y estas ahí, lejana
Yacen pesados
los sueños muertos,
espejos rotos
Se abre tu boca
y un segundo es pleno
al correr por tus minutos,
e inquietos los labios ya sangran
Exalto el silencio en palabras e imágenes
revoluciono en alaridos de admiración
Y estas ahí, frágil
Y estas ahí, eterna
Y así aquí
me derramo en verborreas sin sentido
Y así aquí
me agoto en lo perpetuo del suspiro
Tú
Ya todos callan.
No deja escapar el viento un tronar de rama.
Cuajan salivas que entre lenguas se deshacen.
No deja escapar el viento un volar de hoja.
Y de a poco me despierto,
entre brazos abiertos.
Y de a poco me levanto,
entre camas sin hacer.
Camas sin hacer que he dejado,
con el tiempo arrugarse.
Impuntual olvido, el que queda de nosotros.
Y ya no deja escapar el viento el rumor de un rayo.
Ya todos callan.
No deja escapar el viento un tronar de rama.
Cuajan salivas que entre lenguas se deshacen.
No deja escapar el viento un volar de hoja.
Y de a poco me despierto,
entre brazos abiertos.
Y de a poco me levanto,
entre camas sin hacer.
Camas sin hacer que he dejado,
con el tiempo arrugarse.
Impuntual olvido, el que queda de nosotros.
Y ya no deja escapar el viento el rumor de un rayo.
Ya todos callan.
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