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Lo delgado de tu risa
se apresuran colores
me enjaulo en tus brazos

No sabía si estaba ahí
para ver, todo aquello por lo que el aire se aligera
o se hace eterno, eterno como el agua escapando por las piedras
y el viento empujando los molinos.

Así la espera posó su mano en mi espalda
y me invito a derramar el tiempo
mirando la sombras cambiar de tamaño
y a las hojas ser raptadas por la brisa.

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Me transfiguro en vuelos
y evaporado, me escabullo entre los astros
suavemente la tierra ya es olvido

Se me resbalan de la piel
las caricias del sol,
las agresiones del tiempo

Y en llantos de bóveda
la luna desafiante me tumba
Precipitando a los silencios que cobijan.